El nido de insomnio
hundido en su máquina azul
abrió su ojo sobre las nubes
y sostuvo el gran destello
para esperar maravillado.
y traficó la soledad.
Era como todos acostumbrándose a la raíz enmudecida.
Borraron sus caminos
y el patrimonio del regreso le fue negadocomo a todos la ausencia concedida.
Desenterró ese primer dolor
y supo qué distancia lo separó de la llamada primigenia
para ser un alma nauta
lejos de su luz territorial.
Eras tú; nosotros
desterrados
del universo inmenso
o de la bruma mínima.
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